lunes, 20 de noviembre de 2017

Aprendí

El tiempo pasa y al parecer nada ha cambiado,  salvo la carcasa de todos, aprendí que el único amor real y correspondido son y serán mis padres, y que el dolor de la cuenta regresiva duele como mil cuchilladas que atraviesan tus huesos.
Aprendí  que la soledad nunca se marcho de mi lado, y definitivamente no va a dejar de llover solo porque yo lo quiera.
Encontré el amor para mi, el amor de mi vida, a quien quise decirle si, pero su cariño me mostro que el amor solo existe en las  novelas.
Conocí el verdadero miedo, el miedo de vivir y quedarse solo, y a sentirte solo aun con compañia.
Aprendí que hay palabras capaces de quebrantar irreparablemente el sentido de tu vida.
Y el desprecio  hacia ti te muestra lo que realmente eres, sobre todo cuando te cuentan tus defectos.
Es fácil desperdiciar el tiempo y aun así hay heridas que en vez de sanar duelen más.
Lo bueno es que aprendí a dar quizás supervisando, pero lo que di lo di  con amor y confianza a quien le haya beneficiad, aunque  también aprendí que en el momento de pedir socorro, solo hay ruido y desprecio.

Aprendí también  que por mas que ames desde el alma no siempre te corresponden y aun así con el corazón partido lamentablemente estas vivo y aunque se dice que lo que no te mata te fortalece, cuesta bastante moverse entre escombros.

La soledad suele ser tan ambigua...