El tiempo pasa y al parecer nada ha cambiado, salvo la carcasa de todos, aprendí que el
único amor real y correspondido son y serán mis padres, y que el dolor de la
cuenta regresiva duele como mil cuchilladas que atraviesan tus huesos.
Aprendí que la
soledad nunca se marcho de mi lado, y definitivamente no va a dejar de llover
solo porque yo lo quiera.
Encontré el amor para mi, el amor de mi vida, a quien quise
decirle si, pero su cariño me mostro que el amor solo existe en las novelas.
Conocí el verdadero miedo, el miedo de vivir y quedarse
solo, y a sentirte solo aun con compañia.
Aprendí que hay palabras capaces de quebrantar
irreparablemente el sentido de tu vida.
Y el desprecio hacia ti te muestra lo que realmente eres, sobre todo cuando te cuentan tus defectos.
Es fácil desperdiciar el tiempo y aun así hay heridas que en
vez de sanar duelen más.
Lo bueno es que aprendí a dar quizás supervisando, pero lo
que di lo di con amor y confianza a
quien le haya beneficiad, aunque también
aprendí que en el momento de pedir socorro, solo hay ruido y desprecio.
Aprendí también que
por mas que ames desde el alma no siempre te corresponden y aun así con el corazón
partido lamentablemente estas vivo y aunque se dice que lo que no te mata te
fortalece, cuesta bastante moverse entre escombros.
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